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Bienvenidos a los estimados directores, padres de familia, profesores y más importante que nadie hoy, los estudiantes de 12 que están por graduarse hoy. Es un placer enorme poder estar con Uds en este día tan importante, y quiero agradecer particularmente a la familia Diago por haberme traído para este evento.
La promoción 2022 siempre ha tenido un lugar muy especial en mi vida y en mi corazón. Estaban en 7o colombiano, 8 o estadounidense, cuando llegué a Caobos. Varios tomaron mis electivas en algún momento, otros me buscaban con sus ideas para la mejora del colegio, otros me buscaban para apoyos en momentos de dificultad. Les conocí de una como una promoción inteligente y creativa, jóvenes llenos de ideas innovadoras que siempre retaban a sus profesores con sus preguntas e inquietudes.
Pero mi conexión con esta promoción cambió de forma cuando vino a Caobos mi sobrina Ella en el segundo semestre del año 2019-2020. Vi por sus ojos una promoción de amor y inclusión también, de amistades fuertes y profundas, jóvenes que sabían que las conexiones entre seres humanos nos sostienen a todos. A pesar de la llegada de la pandemia en medio de su semestre en el extranjero, Ella encontró amistades y oportunidades de entender Colombia por medio de Uds, y por eso quiero expresar mi gratitud infinita.
Recientemente encontré una historia importante que tiene orígenes en la cultura judía, pero que aparece en muchas otras culturas y religiones también. Algunas culturas lo llaman una fábula, otros una parábola. Para los judíos, es simplemente una alegoría que nos ofrece una idea muy importante de cómo debemos vivir. Se llama la alegoría de las cucharas largas.
En esta historia, un hombre después de su muerte llega a un salón grande con una mesa gigante, llena de todas las delicias que uno puede imaginar. Al ver la mesa, el hombre cree que debe estar en el paraíso, porque ve cantidades de comidas riquísimas en esta mesa y se imagina disfrutando de las delicias hasta la eternidad.
Pero entonces el hombre nota que las personas en el salón solamente tienen cucharas largas, con mangos de alrededor de un metro de largura. Nadie puede comer nada con estas cucharas; todas las personas en el salón están atormentadas, muriéndose del hambre. No era el paraíso—era el infierno.
Al hombre le llevaron entonces a otro salón, igual al primero. De nuevo había una mesa gigante, llena de comidas ricas de todos los tipos imaginables. Y tenían las mismas cucharas largas. Pero en este salón, todos los seres estaban utilizándolas para dar comida el uno al otro. Todos estaban llenos y felices, disfrutando del banquete eterno en el paraíso.
El mensaje de esta alegoría es muy claro. El cuento sugiere que el paraíso es un lugar donde nos apoyamos, donde no estamos tan enfocados en comer nosotros como en dar comida a los demás, donde todos dan y reciben lo que necesitan. Cuando pensamos en las necesidades del otro, eso sí que es el paraíso.
Creo firmemente que podemos construir un paraíso así en este mundo, y que no debemos esperar hasta la muerte para aprender a compartir lo que tenemos. Todos prosperamos cuando ofrecemos nuestros talentos y pasiones a los demás. Es una prosperidad inclusiva donde todos dan y todos reciben, una visión muy similar a la querida comunidad que quería construir el doctor Martín Luther King. Y es alcanzable si pensamos no solamente en nosotros mismos, sino en las necesidades de todos.
Desde el principio de mis años en Caobos vi que esta promoción tiene no solamente muchas pasiones y talentos, sino también esta tendencia de pensar en los demás. El poeta Jericho Brown nos recuerda que debemos empezar por el amor, y así lograr terminar en el amor también. En Caobos Uds han aprendido utilizar sus habilidades para el bien de sus compañeros y comunidades, y sé que van a dejar una huella de amor en la sociedad de Colombia y el mundo.
Quiero que recuerden bien la alegoría de las cucharas largas, y que la traen a la mente cada vez que tienen que tomar una decisión entre el bien personal y el bien colectivo. Cada uno de Uds tiene una cuchara larga con la cual pueden hacerse sufrir o con la cual pueden compartir y disfrutar. Si les conozco tan bien como creo, van a utilizar sus cucharas largas para compartir su amor y construir un paraíso en la tierra para todos.
Jennifer D. Klein